La eficiencia y seguridad de las calderas, dependen en gran medida de un mantenimiento adecuado y periódico.
El tratamiento externo se encarga de disminuir y suprimir contaminantes del agua en el exterior de la caldera. Habitualmente, este se usa cuando las impurezas en el agua superan el límite admisible para la caldera en cuestión. Existen diversos métodos externos para ajustar el agua según las necesidades del sistema.
Por otro lado, el tratamiento interno trata las impurezas directamente dentro del sistema de la caldera, actuando tanto en las conducciones de entrada como en la caldera misma. Este puede ser usado solo o en conjunto con el externo. Su objetivo es interactuar con la dureza del agua, gestionar los sedimentos, eliminar oxígeno y prevenir la espuma en el agua de la caldera.
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